A esta tendencia reivindicativa no es ajena el pueblo imazighen (como se denominan ellos desde una perspectiva "emic"= hombres libres) o bereber (como es denominado mayoritariamente por los extraños o extranjeros).
Si entendemos como cultura un sistema simbólico de ideas, valores, creencias (que incluye desde la ética a la estética) que supone una representación y recreación colectiva de una cosmología o visión del universo, podemos asegurar que este sistema no es uniforme y que existe una gran diversidad cultural. El acento se pone precisamente en la diferencia cultural como base para la vindicación y autoafirmación étnica de los pueblos. Toda construcción identitaria se hace en oposición a un otro/s (lo que se llama alteridad) extraño sobre el que hay que afirmar la diferencia. En este caso la construcción identitaria amazigh se construye en oposición a la identidad árabe.
El discurso multiculturalista amazigh versus árabe, es un callejón sin salida.
El multiculturalismo no es un movimiento homogéneo. Hay dos corrientes principales enfrentadas: la primera es el multiculturalismo de la diferencia que es endogámico, agresivo y que pone el acento en la superioridad de una cultura sobre toda las demás. El segundo es el multiculturalismo crítico que es abierto hacia el exterior pero que trata de desenmascarar el discurso opresivo del poder o cultura dominante. Sin embargo ambas corrientes coinciden en un mismo punto : EL RECHAZO TOTAL A LA ASIMILACIÓN de las culturas minoritarias y su disolución y/o absorción por la cultura mayoritaria dominante.
El multiculturalismo amazight versus árabe es un tropo que enmascara una ardua realidad: El pueblo amazigh es un pueblo asimilado en la corriente mayoritaria islámica. Y aunque es cierto que persisten rasgos culturales diferenciales, la mayoría de ellos (si exceptuamos la lengua tamazigh) son manifestaciones puramente folk. No hay más que ver esta manifestación folk en la definición que hace el historiador Ibn Jaldun sobre los bereberes: Bereberes son los que llevan la cabeza rasurada, visten chilaba con capucha, comen cuscús y usan el arado.
Ahora bien, si atendemos a la estructura social, esto es, al sistema de parentesco y filiación, al sistema religioso y a los roles de género en el seno de la sociedad, podemos asegurar sin temor a equivocarnos que las diferencias entre ambos pueblos son inexistentes, o bien poco significativas.
En cuanto al parentesco, en ambos pueblos, el sistema imperante es un sistema agnaticio de filiación unilineal al patrilinaje del que queda excluido la mujer. La mujer en el momento de nacer es adscrita al linaje paterno, pero sus hijos después de contraer matrimonio serán adscritos al linaje de su marido. La función principal de la mujer es la de garantizar la continuidad del linaje de su esposo, pariendo hijos varones. Esta importancia en la continuidad del linaje masculino se ve reforzada por el sistema imperante de matrimonio: el matrimonio endogámico (dentro del propio linaje) preferencial de la mujer con su tío paterno o con los hijos de éste (primos paralelos). Sólo en algunas comunidades imazighen de la región de Sous Drâa y del alto Atlas se prefiere la alianza matrimonial mediante el matrimonio exogámico con personas de otras aldeas vecinas.
Otras formas vigentes de reforzar la descendencia y el linaje masculino son:
- la existencia de la poligamia (limitada a cuatro esposas en el caso de Marruecos)
- La persistencia de la institución del levirato (al igual que entre los antiguos hebreos, la viuda sin hijos debe casarse con su cuñado. Los hijos que tenga con éste si los hubiere, serán considerados como hijos del marido difunto).
Si nos atenemos al derecho y a la aplicación común de la ley, tanto en el pueblo árabe como en entre los bereberes está vigente la ley islámica. Aquí la comparación entre ambos pueblos indica que la situación de la mujer es incluso peor entre los bereberes que entre los árabes. Por ejemplo en relación a la herencia, la sharia indica que la mujer tiene derecho a heredar la mitad del patrimonio del padre en igualdad con los hijos varones. Sin embargo entre los bereberes la mujer queda completamente excluida de la herencia., sólo heredan los hijos varones. El único derecho que tiene la mujer es el de alojamiento y manutención hasta que contraiga matrimonio.