No cabe duda de que los europeos gozamos y alardeamos de un insoportable etnocentrismo. Creemos que nuestras ideas, creencias, pensamientos no sólo deben ser universales, sino además también son los mejores. Mi pretensión, modesta por otra parte, es reflexionar sobre distintas maneras de pensar. No todo se debe ni puede analizar desde los presupuestos paradigmáticos de la cultura occidental. Como decía Sapir, las categorías gramaticales, las estructuras lingüísticas, los mitos, los ritos determinan distintas categorías de pensamiento. En definitiva, distintas maneras de concebir el mundo. Esta variabilidad del ser humano, y por tanto de toda la producción humana (o lo que es lo mismo de la cultura) es infinita.
Si tenemos en cuenta que el 6,7 % de los seres humanos somos heterocigóticos en cada gen y que en el menor de los casos poseemos unos 30.000 genes conocidos, resulta que cualquier individuo es heterocigótico en unos 2.010 genes. Un individuo en cada gen puede producir 2 gametos diferentes, y por tanto en "n" genes, 2 elevado a "n" gametos distintos. Así pues cualquiera de nosotros tenemos capacidad para generar 2 elevado a 2010 clases distintas de gametos (esto es lo mismo que 10 elevado a 605, o un 1 seguido de 605 ceros) que es infinitamente mayor que el número de átomos que posee el universo (que es al rededor de 10 elevado a 76). En resumidas cuentas somos únicos e irrepetibles en la naturaleza humana, y nuestras producciones, nuestros paradigmas, nuestras ideas también son únicas e irrepetibles.
El título de este blog es un homenaje al gran antropólogo Levi-Strauss, que con ésta metáfora de lo crudo (la naturaleza) y lo cocido (la cultura) incide en las transformaciones que han operado en nosotros para transitar desde un simple simio en su hábitat natural (naturaleza) a seres muchísimos más complejos capaces de crear o producir todo tipo de productos (cultura).
volveré más adelante con algunos ejemplos.
1 comentario:
Un poco pretencioso no crees ?
un beso.
Borja
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