He tenido la oportunidad de disfrutar de unos días maravillosos durante las pasadas vacaciones de Semana Santa gozando de los paisajes de la sierra de Cazorla. Una tierra antaño corazón de la provincia ibera de Oretania, cargada de simbolismo, historia y belleza. Esos días percibí cuan difusa es la relación entre mito e historia y que absurdo es el empeño de objetivar la realidad en categorías analíticas y estériles dicotomías: historia versus mito, realidad versus ficción etc.. Estas dicotomías además de absurdas son falsas, pues no se puede apreciar la realidad sin hacer una necesaria´"síntesis". Marshall Sahlins decía muy bien que la cultura no es sino una síntesis indisoluble del pasado y del presente, el sistema y el acontecimiento, la estructura y la Historia.
Permanecen en esos parajes ecos de grandes batallas como la de Baecula entre el general cartaginés Asdrúbal y el romano Escipión el Africano en el marco de la II Guerra Púnica, de amores románticos entre Aníbal y la princesa (H) Imilce hija del rey Mucro de Cástulo.
Vemos como en esta boda de estado concertada para sellar una alianza entre el príncipe extranjero Aníbal y la princesa local íbera Imilce se sintetiza el mito y la razón de estado. Cuenta Sahlins en su libro "Islas de Historias" como en Haway la palabra "Aloha" significa a la vez acto de amor y relación de subordinación política. La belleza como infraestructura necesaria para la política. En la polinesia, igual que en muchas monarquías indoeuropeas, la realeza se funde con la divinidad foránea. Cuando el Capitán Cook llegó a Haway, los nativos lo confundieron con el dios Lono y su esponsales con una princesa local reforzaron y legitimaron su realeza. En definitiva el Capitán Cook fue antes un "mito" que un hecho.
El mismo paralelismo se puede establecer con Aníbal Barca. El príncipe extranjero, con su infantería y a lomo de su elefante, llega a la península ibérica convertido ya en un mito y ve reforzada su realeza entre los nativos gracias a su boda con la princesa local Imilce.
Podemos conocer la historia de muchos pueblos ágrafos gracias a su tradición oral de sus leyendas y mitos. Como decía Mary Douglas en muchos pueblos sin escritura la Historia no es más que la reconstrucción de los mitos.
¿Pero quién es esta princesa Imilce ?, ¿existió, realmente, o es simplemente un mito más ?.
Tácito nos habla del casamiento del gran general Aníbal con una princesa íbera, pero sin mencionar su nombre. Es el poeta Silio Itálico el que glosa una hermosa historia de amor entre Aníbal e Imilce en su obra "Púnicas". Según Silio Itálico, Aníbal preocupado por el destino de su amada Imilce (que está esperando a su primer hijo) ante lo incierto del devenir de la guerra, decide alejarla del peligro y la embarca en el puerto de Cádiz con destino a Cartago. Imilce como fiel y obediente esposa, acata la decisión de su marido no sin cierto reproche. Estas son las palabras que Silio Itálico pone en boca de Imilce:
¿A mí me impides acompañarte, olvidado
de que mi vida depende de la tuya? ¿En tan poco estimaré
el matrimonio y la cesión de mi virginidad, como para fallarte
en subir contigo montañas? ¡Confía en la hombría
femenina! No hay fuerza que supere al amor conyugal.
Pero si sólo soy juzgada por mi sexo, y has resuelto despedirme,
me avengo y no interpongo demora al destino. Que la divinidad te asista, hago votos.
Marcha con buen pie, marcha con el favor de los dioses y conforme a tus deseos,
y en la batalla, en el sangriento combate, acuérdate
de mantener vivo el recuerdo de tu esposa y de tu hijo.
(Púnicas III 109-127)
de que mi vida depende de la tuya? ¿En tan poco estimaré
el matrimonio y la cesión de mi virginidad, como para fallarte
en subir contigo montañas? ¡Confía en la hombría
femenina! No hay fuerza que supere al amor conyugal.
Pero si sólo soy juzgada por mi sexo, y has resuelto despedirme,
me avengo y no interpongo demora al destino. Que la divinidad te asista, hago votos.
Marcha con buen pie, marcha con el favor de los dioses y conforme a tus deseos,
y en la batalla, en el sangriento combate, acuérdate
de mantener vivo el recuerdo de tu esposa y de tu hijo.
(Púnicas III 109-127)
En la Plaza del Pópolo de la localidad jiennense de Baeza, hay una fuente llamada de los leones. Dicha fuente fue instalada en el siglo XVI y según la tradición oral, sus piezas proceden de las ruinas de la antigua ciudad íbero-romana de Cástulo. La mujer de la columna es ,según esta tradición popular, la mítica princesa Imilce.
Dudosa es la procedencia íbera de esta figura femenina, que no viste acorde con los ropajes acordes a la nobleza íbera (no hay más que compararla con la Dama de Baza, o de Elche) sino más bien con los propios de una noble romana. Tal vez sea una diosa como Cibeles. Pero la procedencia de la estatua es insustancial a todos los efectos. Ya que lo que ha perdurado en la memoria y en la tradición colectiva es el "mito de Imilce" la dulce esposa del gran general Aníbal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario