Después de la II Guerra Mundial, los cortes eléctricos eran frecuentes en toda Europa. Una noche Londres sufrió uno de los apagones más grande de su historia. Al día siguiente el diario británico The Times publicaba el siguiente titular: "Ayer el continente quedó aislado de Inglaterra por un fuerte apagón". Era el continente (Europa) el que según los ingleses quedó aislado de Inglaterra y no Inglaterra aislada de Europa. Este titular por sí mismo muestra el carácter británico. Ellos son algo distinto de Europa, a la que consideran como unos simples vecinos con los que conviene hacer negocio.
Este aislamiento cultural y sociológico de Europa comenzó hace unos 450.000 años, durante el pleistoceno dentro del cuaternario. Por aquella época la Tierra tenía prácticamente su configuración actual, y el clima estaba determinado por glaciaciones seguidas de períodos interglaciales de unos 40.000 años. Inglaterra estaba unida en su parte septentrional al Noroeste de Francia por una barrera montañosa llamada Weald-Artois. Esta colina actuaba como barrera de contención de un lago (hoy día inexistente) donde confluían las desembocaduras del Rhin y del Támesis. Fue la crecida de agua de este lago la que produjo una megainundación, horadando esta barrera montañosa dando lugar a la rotura de la misma y a la aparición del estrecho de Dover (canal de la Mancha).
Este cataclismo geográfico ha tenido sus consecuencias socio-culturales: en primer lugar se produjo una barrera natural geográfica que retrasó las corrientes migratorias de los seres humanos al menos en 120.000 años. En segundo lugar las corrientes culturales, el intercambio
y flujos de ideas que circulaban por Europa, llegaron más tardíamente a Inglaterra (no hay que olvidar que la romanización y su fuente civilizadora en arquitectura, ingeniería, filosofía y derecho apenas tuvo influencia en Inglaterra por el mencionado aislamiento geográfico).
En último término este aislamiento ha tenido un impacto en la configuración del carácter nacional de los británicos, más autónomo e independiente, más etnocéntrico e individualista que el de otras naciones europeas.
Por eso no hay que extrañar que actualmente Gran Bretaña sea tan reticente a la unión política con Europa, a la firma de una carta de derechos europeos con carácter vinculante, o a la renuncia de la libra esterlina y la adopción del Euro. Son 450.000 años de aislamiento que no se pueden resolver en 30 o 40 años de unión europea. Necesitan más tiempo para que ellos asimilen que siempre han sido Europa.
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