jueves, 14 de junio de 2007

LOS ARTISTAS: SERES LIMINALES




He decidido escribir este artículo después de haber leído la polémica que ha surgido en Inglaterra por el logo de las olimpiadas de Londres 2012. Se ha dicho de todo sobre el logo: que si parece que es obra de un chimpancé, que si parece que es el producto de una mente infantil etc...



No comparto en absoluto estas críticas. En primer lugar ya esta bien de tanto antropocentrismo. Es cierto que somos únicos en nuestra especie, pero no somos tan especiales. Somos especiales dentro de muchos organismos especiales. En segundo término ojalá el logo hubiera sido diseñado por una mente infantil. Nadie como los niños para la pureza, sus ojos y su percepción del mundo todavía no están contaminados. Picasso decía la célebre frase: "He pasado mi vida entera tratando de dibujar como un niño".



El logo en cuestión es un ejemplo de hallazgo estructural, de economía simbólica. La eficacia de un símbolo reside en transmitir la mayor información posible (significado) empleando la menor cantidad de recursos posibles (significante). A menor cantidad de elementos o trazos empleados y mayor capacidad de abstracción mayor logro artístico.



Esta eficacia simbólica la cumple plenamente el Logo de Londres: Basta con unos cuantos trazos lineales, aparentemente desestructurados, para transmitir una fecha: 2012, un evento: las olimpiadas y un deporte (si os fijáis bien, el logo representa un atleta en posición de salida de una carrera). La complejidad radica precisamente en encontrar esta combinación tan elemental.



Así que desde aquí me inclino ante el "talento" del diseñador. No me extraña la crítica en el sentido de que la mayorías de los grandes genios, los grandes pintores han sido históricamente desdeñados, incomprendidos o ignorados incluso por sus propios compañeros. Cuando Picasso pintó Las Señoritas de Avignó y mostró el resultado a un grupo reducido de pintores de la vanguardia parisina, los comentarios fueron de lo más variopinto: Stein decía del cuadro que era una autentica estupidez, Matisse pronosticaba la muerte de la pintura, Derain decía que era un cuadro imposible y que Picasso acabaría suicidándose colgado del mismo en su estudio. Sin embargo hoy Las Señoritas de Avignó es considerada como un auténtico logro producto de un auténtico genio de la pintura, un visionario que inicia una nueva concepción de la pintura y da paso al inicio del cubismo.

Los auténticos artistas y creadores en su conjunto son seres liminales, es decir personas que viven en los límites de la estructura social. La estructura social en todas partes es jerárquica, impone unas normas y un status a cada uno de las personas que la integran. Esas normas, esos deberes son de obligado cumplimiento y las personas que no las cumplen son expulsadas de la sociedad. Sin embargo sólo a un pequeño grupo de personas (los artistas, los creadores) les está permitida la trasgresión , la subversión del orden. Sólo ellos están por encima de la atadura que impone la estructura social. Esto no ocurre tan sólo en nuestras sociedades civilizadas del primer mundo sino que también en las más primitivas y en todos los períodos de la historia. Ejemplos los tenemos en las cortes medievales donde los reyes se rodeaban de bufones. Estos personajes de un status inferior podían ridiculizar y hacer burla de los reyes, cosa por su puesto no permitida a cualquier otra persona. Lo mismo ocurre en tribus como los Ndembu en Zambia, donde en las fiestas anuales por las cosechas, los músicos tiran al agua al rey y a los jefes de la tribu. Esta inversión de roles está permitida porque se consideran a estas personas como poseedores de unas cualidades especiales que los demás no poseen. Es frecuente que los chamanes en Siberia sean personas que padecen trastornos psíquicos o crisis de epilepsia.
En definitiva y a modo de conclusión como dice Turner, los artistas son seres que viven en el margen de la estructura social.