martes, 15 de julio de 2008

EL SEXO: VIOLENCIA Y TRANSGRESIÓN

"La violencia nos abruma extrañamente en ambos casos, ya que lo que ocurre es extraño al orden establecido, al cual se opone esta violencia. Hay en la muerte una indecencia, distinta, sin duda alguna, de aquello que la actividad sexual tiene de incongruente. La muerte se asocia a las lágrimas, del mismo modo que en ocasiones el deseo sexual se asocia a la risa; pero la risa no es, en la medida en que parece serlo, lo opuesto a las lágrimas: tanto el objeto de la risa como el de las lágrimas se relacionan siempre con un tipo de violencia que interrumpe el curso regular, el curso habitual de las cosas. Evidentemente el torbellino sexual no nos hace llorar, pero siempre nos turba, en ocasiones nos trastorna y, una de dos: o nos hace reír o nos envuelve en la violencia del abrazo... es debido a que somos humanos y a que vivimos en la sombría perspectiva de la muerte el que conozcamos la violencia exasperada, la violencia desesperada del erotismo. "





Georges Bataille, Las lágrimas de Eros (fragmento)

Lo que nos distingue a los humanos de los animales es el erotismo sexual trascendente, fuera de toda lógica biológica y reproductiva. Los seres humanos podemos disfrutar del erotismo más allá de cualquier fin reproductivo. La sexualidad se transforma así en transgresora gracias a la completa separación de la naturaleza humana de nuestra naturaleza animal o puramente biológica. Sólo mediante el sexo podemos desafiar a la muerte (esa condición de finitud que nos repugna y atormenta a todos) y alcanzar la trascendencia. En el orgasmo se produce la disolución del yo interior proyectándose en una experiencia mística y en la única y verdadera comunicación. Nunca más que en el orgasmo estamos más cerca de Dios.
El erotismo así concebido es un nuevo absolutismo moral basado en el deseo y ansias de violación de lo prohibido.
Bataille al igual que Levi-Strauss circunscriben la sexualidad humana en el punto central que marca el tránsito de la naturaleza a la cultura. Pero mientras para Levi-Strauss tiene una visión materialista (considera que la mujer es un don o bien apropiado por los hombres y que sirve para intercambio entre ellos, posibilitando la "alianza") Bataille tiene una concepción mística. La mujer según Bataille es un Don absoluto, pero los hombres no trascienden de su naturaleza animal debido al intercambio material de mujeres, sino gracias a la profanación de ese bien o don supremo que es la mujer, esto es, mediante el gasto o consumo de las mujeres. Según Bataille, el sexo va más allá del gozo. Es una experiencia místico-religiosa. El sexo debe experimentarse más que gozarse por medio de la transgresión la vergüenza y la culpa. En definitiva esta concepción de Bataille ubica la sexualidad fuera de la sociedad, de la racionalidad y de cualquier tipo de moral.